14 Cambios físicos que aparecen en una mujer embarazada

La gran mayoría de cambios físicos que padece una mujer embarazada desaparecen tras el parto. La salud general de la mujer disminuye durante las primeras 10-12 semanas debido a una fatiga generalizada, que de nuevo se acentúa en la últimas semanas. Por eso, es fundamental  cumplir con las horas de descanso.

A pesar de que algunos síntomas suelen ser frecuentes y ya conocidos, hay otros que deberán comunicarse al médico lo antes posible con el fin de determinar si existe alguna patología enmascarada, o bien, el feto está sufriendo algún tipo de daño o transtorno. Estos síntomas son:

  • Calambre o incluso dolor en la parte inferior del abdomen
  • Contracciones
  • Dolor de cabeza persistente
  • Pérdida de líquido amniótico
  • Manos o pies muy hinchados
  • Hemorragia vaginal
  • Transtorno visual
  • Disminución o aumento considerable de la orina

Los demás cambios que suelen tomarse como «dentro de la normalidad» afectan de forma individual a cada parte del cuerpo y van en conjunto al crecimiento y desarrollo embrionario, y las diferentes etapas de secreción hormonal que padece la mujer durante el embarazo.

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Los pechos se agrandan

Uno de los síntomas más visibles es el agrandamiento de los pechos debido a la acción de los estrógenos (hasta dos tallas más de sujetador). Esto es debido a que las glándulas productoras de leche aumentan en número y se inicia un proceso de preparación para la producción. Este crecimiento suele venir acompañado de tensión en la zona y mayor sensibilidad, por lo que la elección de un sujetador que se adapte a la nueva forma será de gran ayuda. También, es probable que en las últimas semanas comience a salir un líquido amarillo, el conocido calostro. Esto es normal, y es el predecesor de la leche, que aportará los primeros anticuerpos y minerales al bebé cuando nazca. En ocasiones, sale justo tras el parto, pero otras veces días antes. No hay que preocuparse por ello.

La frecuencia cardíaca aumenta

El corazón de una mujer embarazada trabaja más porque hay que bombear más sangre al útero mientras el feto esté creciendo. El gasto cardíaco, que es la cantidad de sangre que bombea el corazón, puede aumentar incluso hasta un 50% más, por lo que la frecuencia cardíaca pasa de 65-70 pulsaciones en reposo hasta 85-90 latidos por minuto. Estos latidos pueden aumentar si la mujer realiza algún tipo de actividad o ejercicio. Cuando la madre de a luz, entonces éste se verá reducido drásticamente, aunque no vuelve a la normalidad hasta pasadas unas 5 o 6 semanas. En cuanto a la presión arterial, ésta suele aumentar en el preembarazo y disminuir en el segundo trimestre. En algunas mujeres se mantiene, pero en otras, otras vez aumenta progresivamente su valor durante el tercer trimestre.

Además del gasto cardíaco, la cantidad de sangre aumenta en volumen de líquido por lo que la proporción de sangre en comparación con el número de glóbulos rojos es desproporcionada y las analíticas de sangre muestran una anemía leve. Los glóbulos blancos, encargados de las infecciones, también aumentan un poco durante el embarazo y mucho más durante el parto.

La mujer puede sentir molestias o tener irregularidades en su frecuencia cardíaca. Si se detectan, es mejor consultar al médico ya que algunos soplos o arritmias van a requerir tratamiento farmacológico.

Hinchazón de piernas y varices

El transporte de la sangre que vuelve desde las piernas y la pelvis con destino al corazón está afectado por el crecimiento del útero y esto origina el edema o hinchazón en las piernas. Al haber un trastorno circulatorio en extremidades, es posible que aparezcan varices en las piernas e incluso en la zona de la vulva. Para no entorpecer más el flujo de sangre en estas zonas, es recomendable el uso de ropa ligera y evitar el uso de cinturones o complementos que sujeten o presionen la cintura.

Así mismo, es conveniente usar medias elásticas de compresión ligera o media cuando el hinchazón de las piernas aparece o se notan ya las primeras varices. Esto evitará las molestias y el dolor que pueden llegar a ocasionar. Otras de las recomendaciones que se suelen dar es reposar durante 10-15 minutos al día con las piernas elevadas para favorecer el retorno venoso. Acostarse sobre el lado izquierdo también ayuda a reducir el edema y las varices. Tras el parto, si no hay más complicaciones, ambas cosas suelen desaparecer.

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Náuseas y Vómitos

Generalmente se producen por un exceso de concentración de HCG (gonadotropina coriónica humana) y estrógeno, que son hormonas esenciales para la gestación. Si aparecen, son inevitables aunque pueden aliviarse siguiendo un correcto patrón dietético. Lo más frecuente es comer y beber en pequeñas cantidades en vez de hacerlo con grandes comidas espaciadas en el tiempo. Si se siente hambre, es mejor no esperar y empezar a comer de inmediato pero alimentos suaves como la pasta o los caldos. Las náuseas pueden evitarse con bebidas carbonatadas y comiendo galletitas saladas. Estas galletas saladas son muy recomendables tomarlas por la mañana, incluso en la cama al levantarse, pues pueden ayudar a pasar las náuseas matinales.

Cuando los vómitos se agravan o son más intensos, entonces hay que recurrir al tratamiento farmacológico para evitar una posible deshidratación. Para ello, se emplean fármacos antieméticos o se combinan con doxilamina para evitar también las náuseas. Si se pierden demasiados líquidos, tendrá que ser el médico el que valore la posible hospitalización de la mujer embarazada para que le sean administrados los líquidos por vía intravenosa.

Sensación de Ahogo

Una mujer embarazada posee altos niveles de progesterona. La presencia de esta hormona en el organismo hace que el nivel de dióxido de carbono en sangre disminuya. Para conseguir esto, el cuerpo debe respirar más rápido y con profundidad para expirar el mayor volumen posible de dióxido y así mantener los niveles bajos. Por este motivo, la frecuencia de la respiración aumenta y el diámetro del tórax también y esto ocasiona que se tenga una sensación de ahogo constante cuando se hace algún ejercicio.

Cambios en la voz

Además de la sensación de falta de aire, cuando se realiza un ejercicio hay un mayor bombeo de sangre que puede inflamar las vías aéreas. Si hay inflamación, hay un estrechamiento de las mismas. Una de las primeras afectaciones se produce en las trompas de Eustaquio, responsables de la conexión de la nariz con el oído medio. Al quedar obstruidas, provocan un cambio en el tono de la voz de la mujer.

Ardor de estómago

Durante el embarazo, los nutrientes permanecen más tiempo en el estómago por lo que se segrega más ácido clorhídrico del habitual. Esta acidez se ve favorecida porque el esfínter del esófago tiene una tendencia a la relajación y al abrirse permite el paso hacia arriba, causando la sensación de reflujo y la aparición de eructos frecuentes.

Elegir el bicarbonato sódico (sal de frutas) como tratamiento sintomático es una mala elección debido a la cantidad de sal (sodio) que posee. Es mejor recurrir a otros antiácidos más neutrales y permitidos para el embarazo. Algunos consejos para evitar el ardor son:

  • Comer en pequeñas cantidades
  • Cenar mínimo 2-3 horas antes de acostarse
  • No acostarse ni tumbarse con el cuerpo doblado tras haber comido
  • Al dormir, es mejor hacerlo con cojines o almohadas que puedan elevar cabeza y hombros.

Orinar con más frecuencia

Al aumentar el volumen de la sangre, los riñones aumentan también su actividad ya que deberán filtrar más cantidad de lo normal. Al filtrar más, más ganas de orinar se tienen. Otro de los factores que contribuyen a esto es el crecimiento del útero, que presiona la vejiga y reduce su tamaño. Por tanto, ésta se llenará en menos tiempo aumentando la frecuencia de micción.

La actividad renal también depende del estado de la persona: si está de pie, la actividad disminuye, pero si está acostada entonces aumenta. Por eso, cuando la mujer embarazada se va a dormir y se acuesta, tiene una necesidad de orinar.

Cloasma o melasma

Durante el embarazo, la placenta (gracias a la producción de determinadas hormona) es capaz de estimular los melanocitos, responsables de la pigmentación de la piel. Como resultado, pueden aparecer manchas en la barriga o abdomen en forma de línea transversal, o bien, que aparezca una mancha marrón en la frente o en las mejillas que pasa a denominarse máscara del embarazo. Las areolas de los pezones también tienen tendencia a oscurecerse, y en ocasiones, pueden aparecer arañas vasculares por encima de la cintura. Estas arañas no son más que los vasos sanguíneos más marcados de la cuenta, capilares que se dilatan y muestran un color rojizo.

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La línea producida por la pigmentación es oscura y no tiene nada que ver con las estrías, que son de un color rosado y son debidas al crecimiento del útero, entre otras causas.

Hemorroides y Estreñimiento

Una altga concentración de progesterona y el crecimiento del útero son los responsables de la aparición del estreñimiento y las hemorroides en mujeres embarazadas. El útero, al crecer, presiona varios órganos pero también la parte inferior del intestino y el recto, causando estreñimiento. La progesterona hace que las contracciones del intestino sean menos frecuentes y lentas, por lo que a los alimentos les cuesta desplazarse a través de éste.

Este estreñimiento provoca alteraciones circulatorios a nivel de ano, originando las hemorroides que son muy molestas y dolorosas. Las recomendaciones para prevenir ambas cosas son las siguientes:

  • Dieta rica en fibra
  • Ejercicio regular (si se puede)
  • Ingerir sustancias que permitan ablandar la consistencia de la heces
  • Baños calientes
  • Ingerir frecuentemente líquidos

Urticaria y erupciones cutáneas

La urticaria del embarazo consiste en la aparición de manchas rojas, sobretodo por la zona del abdomen. Estas manchas suelen contener ampollas llenas de líquido, suelen ser irregulares y la parte que las rodea es más blanquecina o pálida. Estas manchas pueden extenderse en forma de erupción tanto por los brazos como por las piernas y nalgas. En algunas mujeres no aparecen nunca, en cambio, en otras aparecen de forma espontánea y sin causa aparente en las últimas semanas del embarazo y desaparecen tras el parto. Lo malo de las manchas es que vienen acompañadas de un fuerte picor, que es capaz de provocar el insomnio.

Tiroides

No afecta a todas las mujeres embarazadas por igual. La placenta es capaz de sintetizar y producir hormonas que estimulen la producción en la glándula tiroides. Un aumento de la tiroides hace que el corazón aumente su frecuencia y lata de una forma más rápida haciendo que la mujer detecte una serie de palpitaciones. Este hipertiroidismo puede provocar también cambios de humor en la mujer.

Mayor glucosa en sangre (Diabetes)

Es debido a los cambios hormonales. Al principio del embarazo, el azúcar en sangre puede descender pero en la segunda mitad la concentración aumenta y debe monitorizarse de una forma más estricta. Cuando se produce este tipo de cambio hormonal que aumenta los niveles de glucosa, el páncreas sintetiza mayor cantidad de insulina para controlar esta concentración de azúcar en sangre (disminuye los niveles). Si no se produce suficiente insulina, entonces la mujer padecerá la diabetes gestacional, que es considerado un factor de riesgo en el embarazo y que suele aparecer con más frecuencia en mujeres obesas o dependen del origen étnico.

Dolor de espalda

Durante el embarazo se produce un cambio postural debido al agrandamiento del útero. Los cartílagos de la pelvis y los cordones fibrosos se hacen más flexibles para permitir la adaptación del feto dentro del tamaño del útero. Esto hace que la columna vertebral se curve y pueda afectar a algún nervio produciendo un dolor intenso o leve. Para evitar esto, es muy recomendable no levantar mucho peso ni agacharse, ya que implica doblar las rodillas. El calzado plano y el abandono de los tacones durante una temporada aliviarán estos dolores. Otra de las soluciones es el empleo de una faja de maternidad.

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